viernes, 1 de abril de 2016

La historia de Maurice Mepagué

Iba paseando por las hermosas calles de Cádiz y en un paso de peatones, mientras esperaba a que se parase algún  coche, hice amistad con un hombre que llevaba un traje elegante y una corbata, pero que estaban muy manchados, y con un acento francés muy pronunciado. Empezamos a hablar y entonces me contó su historia:
Mi nombre es Maurice Mepagué, hace 30 años aproximadamente, en navidades, vine a Cádiz a visitar a unos familiares. Yo soy de Reims, me dedico o mejor, me dedicaba, al comercio, tenía una pequeña tienda de antigüedades donde vendía exclusivos productos para un público distinguido y elegante.
Como digo, hace 30 años vine a Cádiz a visitar a unos familiares y cuando salía del hotel me vino a la cabeza comprarles algunos magníficos regalos.
Pero cuando estaba a unos 100 metros de la tienda a la que iba, me sobresaltaron los ojos, que por cierto, ¿no ha visto lo brillantes que los tengo? Me paré en este paso de peatones a esperar a que frenara un automóvil para poder cruzar. Esperé minutos, después horas, se hizo de noche y me eché a dormir esperando a que al día siguiente algún automóvil parase y me diese paso.

Pasaron días y semanas. Aquí conocí a una linda muchacha y, meses después, me casé con ella. Mientras nos casaba la concejal de tráfico, un coche nos dio el paso ¡que bajón, en ese momento no estaba disponible! 
Sobre todo en navidad, intento comprar aquel presente que tanto me gustó, aunque no sé siquiera si mis familiares me recuerdan.
Y esta es mi historia, la historia de Maurice Mepagué. 30 años después aún sigo aquí.
Por cierto, esa que nos saluda ahí enfrente es mi esposa, hace 2 años se atrevió a cruzar y desde entonces no nos vemos mucho. A ver si este verano...